En 2016 la tendencia de los pijamas para la calle era un hecho. Si bien fue más fotografiado en fashion victims y semanas de la moda que en las calles, la propuesta de los polémicos Domenico y Stefano (D&G) en su momento fue replicada por varias casas de moda como Gucci. Sin embargo la historia de la moda dice que alrededor de los años 20 la mismísima Coco Chanel ya los llevaba a la playa.
Campaña 2016 - D&G
La pandemia disparó la venta de pijamas, ropa cómoda y yogui estilo hoy conocido como Athleisure.
Cuando se creía que se pasaban los límites en los grupos de consumidores más jóvenes el empijamarse para el exterior llegó Covid-19 para hacer tambalear las tendencias. Las ciudades se cerraban, nos enviaron a casa y empezó una rápida reinvención con propuestas de diseños cómodos, trendy y chic para trabajar desde el hogar. Así fue como la transgresión del pijama fue historia.
Esta pandemia nos ha vuelto más casuales y prácticos, las reglas se quebrantaron y afloraron los estilos más personales. Afortunadamente no en modo réplica de lo que “se debe usar”. De alguna manera el desafío es derribar los “must” y explorar nuestros gustos y creatividad en el vestir. Las barreras del vestuario se desmoronaron tal como hablamos en el último post de sweatpants y joyas; el estilo que esta pandemia explotó por todos lados.
En muchas regiones volvimos al lockdown total y al tele-trabajo. Una vez más las reuniones sociales, clases, entrenamientos y actividades se vuelven a hacer de manera virtual. Las últimas semanas han sido nuevamente un sin fin de compromisos vía “Zoom” “Meet” “Hangouts” pero con más experiencia al momento de organizar los guardarropas para cada ocasión.
No importa si el lockdown la pasas sola o acompañada, así sea tu mascota el único ser con quien compartas tus días de manera presencial; arreglarnos está ligado al bienestar personal. Así como cuidamos nuestra alimentación; la forma exterior forma parte de nuestro propio wellness. A todos nos gusta estar felices con la imagen que nos devuelve el espejo; y es también un juego lúdico que vale la pena explorar.
Con una simple máscara de pestañas, un tutorial de tintura, una mani pedi en plena madrugada (sin interrupciones!) y música de fondo nuestro sello personal salió a la luz de maneras autodidactas y sacando desde nuestro interior talentos ocultos. Basta con acomodarnos en un alegre spot de casa (ojalá con plantas y luz de frente) sumar accesorios que lo son todo y v-o-i-l-á! estaremos listas para la acción.
El interior se ha convertido en el nuevo exterior, el escenario extrañamente es el mismo para la reunión con tu jefe y una celebración virtual con amigos; pero nuestro estilo de vida forzosamente o no se ha convertido en más slow y minimal con el simple desaceleramiento de algunos hábitos.
Las más inquietas solemos pasar - como si se tratara de un recital - de un outfit a otro sin escalas, pero también es válido estar con el mismo look todo el día. En este interior-exterior el nuevo foco del vestir está por encima de la cintura, mientras los zapatos de tacón son reemplazados por flats o pantuflas los pantalones holgados le ganan a todo lo que tenga cierre y botón. Aunque el mismísimo Karl Lagerfeld detestaba los pants tipo pijamas hoy probablemente estaría rediseñándolos.
Lo simple, cómodo, duradero lleva la delantera y son los accesorios los responsables de realzar y protagonizar las distintas coreografías cotidianas con un simple cambio de aros o collares. Otra clave al momento del vestir cómoda pero prolija es optar por mangas largas arremangadas con mix de pulseras, (cuanto más eclécticas mejor!). Los cuellos tortuga suelen dar óptimamente en cámara, son cómodos y te hará ver bien vestida y canchera a la vez. Súmale maxi accesorios y tendrás un look ganador en tu videoconferencia.
Las joyas brindan el equilibrio en la composición de las prendas. Ya sean aros en versiones maxi o delicados collares, la magia estará en el variar y jugar. Los cintillos (benditos aliados!) nos darán una buena y eficaz solución para las reuniones de último momento.
Esta comodidad chic nos está alejando cada vez más de los tacones de vértigo y los vestidos de coktail. De alguna curiosa manera en este "vestir liberador", la dependencia de la formalidad se fue corriendo despavorida y empezamos a vestirnos de y para nosotras mismas. Los modelos a seguir somos nosotras, en nuestras actividades cotidianas. El "Workleisure" cambió las etiquetas de las grandes grifas y hemos revalorizado los rituales del vestir jugando y explorando diferentes versiones de una misma.
Es liberador que los básicos protagonicen los guardarropas y eliminen la rigidez que el mundo laboral tan acartonado nos tenía acostumbrados. La clave es siempre sumarle diversión y vanguardia. Enhorabuena a las morfologías asociadas al comfy y a actividades de “oficina” menos vertiginosas donde ir de un sector a otro está “a un click“ de distancia.
Ya regresará el momento de faldas y taconazos, pero como lo “políticamente correcto” ya no está de moda... el look más haute lo reservaremos para el supermercado pero siempre con accesorios!